Es el término anglosajón que hace referencia a la bendita «publicidad».
Muchos la consideran una de las herramientas más potentes en comunicación.
Su objetivo: dar a conocer nuevos productos y servicios, incrementar el consumo de los mismos, mejorar la imagen de una marca o reposicionar un producto en la mente del consumidor.
Nunca se debe confundir con otras disciplinas como las relaciones públicas o la propaganda.